El maestro festejado por sus actores: Karl Malden, Kim Hunter, Brando, Vivien Leigh y Nick Dennis
Desde su inmejorable debut en 1945 con A Tree Grows in Brooklyn, Elia Kazan es un clásico en el mejor de los sentidos. Hijo de inmigrantes greco-turcos, el cineasta siempre se sintió un outsider, y su arte fue una revolución universal. A Streetcar Named Desire (1951) conservó a un irrepetible Marlon Brando en el drama que los había consagrado a ambos como reyes de Broadway y el teatro del mundo. No sólo llevó Kazan a la gloria una técnica interpretativa, sino que además amplió los horizontes de la creación cinematográfica. En Viva Zapata! ostentaba la herencia bipartita de Eisenstein y Ford, y en On the Waterfront su ilusión de prestidigitador sobrehumano convertía los encuadres en pulmones que respiran la perfección de la vida misma. Reivindicar los honores debidos a su importancia es mi privilegio.