1. Leído en 2007, en su edición original. Todavía la lectura que más me ha satisfecho. 5/5
2. El mejor libro de no-ficción que leí (y en su edición original) en 2013. Un libro de estilo apropiadamente poético, bastante perfecto, aunque todavía no estoy seguro de quién le rompió la nariz a Brando --¿se sabrá alguna vez? 5/5
3. Fundamental para conocer la actitud del autor de American Gigolo ante las imágenes de celuloide. Leído en 2015, en edición traducida. 5/5
4. También leído el presente año, en su edición original. A diferencia de Schrader y su fascinante rigor académico, Biskind no explora todo lo que uno quisiera en un proyecto que requiere exhaustividad, y sus opiniones personales son a menudo muy discutibles. Pero aunque no se trata de la declaración definitiva sobre el Nuevo Hollywood --como algunos podrían pensar, erróneamente--, es una crónica de inevitable encanto. 4/5
5. Vadim, cineasta y bon vivant extraordinaire, se llevó dos tercios de su secreto como amante de lo bello a la tumba. Estas memorias demuestran además su pluma ágil y elegante, y una nada sorprendente facilidad para la observación profunda y la reflexión vibrante e inusitada. Leído en 2015, en traducción. 4/5
Mención honrosa: Al libro de Tucker le falta rigor, e incluso contiene ciertas erratas precisas (como la de confundir dos películas inconfundibles de Jimmy Cagney). Pero, por supuesto, su tema es embriagador, y se esfuerza por cubrir todos los frentes otorgándoles más equilibradamente lo que les corresponde en justicia, a diferencia del libro de Biskind. Leído en 2013, en su edición original. 4/5