sábado, 9 de junio de 2012

La metáfora del juego en David Fincher: The Game (1997)


Después de Alien 3 (1992) y la monumental Se7en (1995), el americano David Fincher confirmó su vocación hitchcockiana al rodar este sofisticado ejercicio de suspense, una evocación del neo-noir y la metafísica kafkiana donde el deshumanizado banquero Nicholas Van Orton (Michael Douglas) recibirá un inolvidable --nunca mejor dicho-- regalo de cumpleaños por parte de su descarriado hermano menor (Sean Penn). Además de la compleja relación fraterna, Carroll Baker refuerza la inspiración kazaniana detrás del soporte psicológico de unas imágenes en las que Deborah Kara Unger es, por otro lado, una femme fatale de cuidado. Hay también un pequeño homenaje a Year of the Dragon, el suntuoso y violentísimo policial ciminiano, cortesía del parecido de James Rebhorn con Raymond J. Barry y la tan representativa canción “Honey”. (Lo que no hay por ninguna parte es relación alguna con la novela de Neil Strauss sobre el juego de seducción --el best-seller apareció en 2005--, aunque sería valioso que el tema de los pickup artists fuese fotografiado por un cineasta del calibre de Fincher.) No obstante inferior a otros trabajos propios, The Game es un divertimento fincheriano garantizado.

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