Víctimas de la injusticia consagrada por un
sistema medularmente corrupto, y por
ello símbolos universales con idéntica fecha de expiración que el mundo
civilizado, los anarquistas asesinados en la silla eléctrica por el crimen de
ser italianos y socialistas en la América (no por casualidad) ad portas del crack
del ’29 fueron protagonistas de una adecuadamente indignada película, dirigida
con ánimo definitivo por Giuliano Montaldo y musicalizada por el maestro
Morricone. Las emotivas interpretaciones dramáticas de Gian Maria Volonté y
Riccardo Cucciolla --el vendedor de pescado Bartolomeo Vanzetti y el zapatero
Nicola Sacco, respectivamente-- son más que notables, pero el score vocalizado
a través del divino instrumento de Joan Baez pasó inmediatamente a la inmortalidad
de los himnos contra la intolerancia, la discriminación y la inhumanidad del
hombre hacia su propio hermano de especie.
viernes, 16 de agosto de 2013
Ética y política: Sacco e Vanzetti (1971)
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