Descubrir (o redescubrir) este clásico inolvidable en el año 2013 es
creer que el arte cinematográfico puede ser aún asombroso y sorprendente. Y lo
declaro pese a que (bien mirada) la situación podría significar lo opuesto. En
lenguaje popular: ya no las hacen como antes.
El felicísimo debut de Elia Kazan --quien como actor había brillado
predeciblemente en City for Conquest (1940)-- fue la primera
entrega de una serie de melodramas sociales rodados íntegramente dentro de los
estudios de Hollywood, 20th Century Fox en cuatro de los casos y MGM en uno,
producciones de las que luego renegaría en mayor o menor medida. Lo cierto es
que la relación del maestro con el magnate Darryl F. Zanuck tendría su
culminación en aquella visión romántica del héroe que es Viva Zapata!
(1952), épica imprescindible cuyo genio narrativo se vislumbra ya en A
Tree Grows in Brooklyn.
De inicio a fin traspasada por
una cualidad dickensiana subyugante. Protagonizada por Peggy Ann Garner, la más
recóndita de las grandes actrices de Kazan, en la que es tal vez la mejor
interpretación infantil de la historia. En fin: Lazos humanos
regala al espectador algo indescriptible y precioso. Algo que sólo una ficción
hecha de sentimientos verdaderos puede brindar.
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