sábado, 26 de enero de 2013

A Tree Grows in Brooklyn (1945)



Descubrir (o redescubrir) este clásico inolvidable en el año 2013 es creer que el arte cinematográfico puede ser aún asombroso y sorprendente. Y lo declaro pese a que (bien mirada) la situación podría significar lo opuesto. En lenguaje popular: ya no las hacen como antes. 

El felicísimo debut de Elia Kazan --quien como actor había brillado predeciblemente en City for Conquest (1940)-- fue la primera entrega de una serie de melodramas sociales rodados íntegramente dentro de los estudios de Hollywood, 20th Century Fox en cuatro de los casos y MGM en uno, producciones de las que luego renegaría en mayor o menor medida. Lo cierto es que la relación del maestro con el magnate Darryl F. Zanuck tendría su culminación en aquella visión romántica del héroe que es Viva Zapata! (1952), épica imprescindible cuyo genio narrativo se vislumbra ya en A Tree Grows in Brooklyn

De inicio a fin traspasada por una cualidad dickensiana subyugante. Protagonizada por Peggy Ann Garner, la más recóndita de las grandes actrices de Kazan, en la que es tal vez la mejor interpretación infantil de la historia. En fin: Lazos humanos regala al espectador algo indescriptible y precioso. Algo que sólo una ficción hecha de sentimientos verdaderos puede brindar.

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