1. "Metzengerstein": El primer Poe está dirigido a la audiencia
menos interesada por lo sobrenatural que por las delicias de esta parte del
universo. Jane Fonda es absolutamente irresistible en la piel de la
antiheroína, suerte de condesa Báthory o Lucrecia Borgia en su reencarnación
ideal. Peter Fonda interpreta al solitario primo de quien Frederica
Metzengerstein se enamora. A decir verdad, esta muestra de la personalidad
exquisitamente erótica de Roger Vadim es un pequeño monumento al incesto. Entre
los juegos sádicos y las sesiones orgiásticas, un infierno demasiado mundano y
absurdo.
2. "William Wilson": Pionero tratamiento del tema del doble, adaptado
por Louis Malle y protagonizado por Alain Delon. Éste había triunfado
inicialmente como Tom Ripley, y Malle se especializaría en historias vividas
con ambigüedad y en permanente conflicto moral, por lo que su reunión con tal
propósito luce acertada. Sin embargo, y pese a la buena labor de Delon, la
prosa de Poe se halla más lejos de Malle que de Vadim. El resultado es inoportunamente
mecánico. De todos modos, es tan entretenido como provocador, y la bellísima
Brigitte Bardot aparece en el reparto.
3. "Toby Dammit": Pálido como un fantasma y demacrado como un Dorian
Gray arrepentido, Terence Stamp, el excelente protagonista de The Collector y Teorema, es Toby Dammit. Una decadente
estrella de cine, británico seducido por la promesa de un Ferrari último modelo
para ponerse a las órdenes de algún productor o director italiano de prestigio
acaso internacional (¿Federico Fellini?), una víctima de las indulgencias más
carnales y de los demonios que anidan en la soledad. "Toby Dammit",
el episodio, reflexiona sobre el costo de la fama y la importancia de una
individualidad madura y juiciosa; temas nada insignificantes en un mundo
controlado por el adocenamiento, la dictadura de los sentidos y la injusticia
como principio.
Las escenas más perturbadoras de Histoires extraordinaires se
encuentran, cómo no, en esta obra maestra del terror cinematográfico. Desde el
arribo de Toby al aeropuerto hasta su inesperada reacción ante su propia
circunstancia, cada emoción y sentimiento originados por la pesadilla fáustica
que se nos invita a compartir incluye el sello vertiginoso de lo ancestralmente
reverenciado. "Toby Dammit" es probablemente la mejor película corta
que Fellini ideó jamás. Su estilo característico, aquél en extremo artificioso
que consagró Otto e mezzo, logra sin aparente esfuerzo capturar la
angustia vital del lamentable personaje, a quien Stamp infunde una juventud
escalofriantemente dilapidada. No estaría mal ver Casanova y este
episodio juntos, y ponderar los resultados prodigiosos que su director obtenía
de su trabajo con divos que además eran actores excepcionales. Por lo pronto,
se puede aseverar que "Toby Dammit" exhibe esa armonía de cuya
ausencia paradójicamente se benefició tanto el largometraje protagonizado por
Donald Sutherland.
No hay comentarios:
Publicar un comentario