sábado, 2 de marzo de 2013

Dos historias bastante ordinarias… y Toby Dammit: Histoires extraordinaires (1968)


1. "Metzengerstein": El primer Poe está dirigido a la audiencia menos interesada por lo sobrenatural que por las delicias de esta parte del universo. Jane Fonda es absolutamente irresistible en la piel de la antiheroína, suerte de condesa Báthory o Lucrecia Borgia en su reencarnación ideal. Peter Fonda interpreta al solitario primo de quien Frederica Metzengerstein se enamora. A decir verdad, esta muestra de la personalidad exquisitamente erótica de Roger Vadim es un pequeño monumento al incesto. Entre los juegos sádicos y las sesiones orgiásticas, un infierno demasiado mundano y absurdo.


2. "William Wilson": Pionero tratamiento del tema del doble, adaptado por Louis Malle y protagonizado por Alain Delon. Éste había triunfado inicialmente como Tom Ripley, y Malle se especializaría en historias vividas con ambigüedad y en permanente conflicto moral, por lo que su reunión con tal propósito luce acertada. Sin embargo, y pese a la buena labor de Delon, la prosa de Poe se halla más lejos de Malle que de Vadim. El resultado es inoportunamente mecánico. De todos modos, es tan entretenido como provocador, y la bellísima Brigitte Bardot aparece en el reparto.


3. "Toby Dammit": Pálido como un fantasma y demacrado como un Dorian Gray arrepentido, Terence Stamp, el excelente protagonista de The Collector y Teorema, es Toby Dammit. Una decadente estrella de cine, británico seducido por la promesa de un Ferrari último modelo para ponerse a las órdenes de algún productor o director italiano de prestigio acaso internacional (¿Federico Fellini?), una víctima de las indulgencias más carnales y de los demonios que anidan en la soledad. "Toby Dammit", el episodio, reflexiona sobre el costo de la fama y la importancia de una individualidad madura y juiciosa; temas nada insignificantes en un mundo controlado por el adocenamiento, la dictadura de los sentidos y la injusticia como principio.


Las escenas más perturbadoras de Histoires extraordinaires se encuentran, cómo no, en esta obra maestra del terror cinematográfico. Desde el arribo de Toby al aeropuerto hasta su inesperada reacción ante su propia circunstancia, cada emoción y sentimiento originados por la pesadilla fáustica que se nos invita a compartir incluye el sello vertiginoso de lo ancestralmente reverenciado. "Toby Dammit" es probablemente la mejor película corta que Fellini ideó jamás. Su estilo característico, aquél en extremo artificioso que consagró Otto e mezzo, logra sin aparente esfuerzo capturar la angustia vital del lamentable personaje, a quien Stamp infunde una juventud escalofriantemente dilapidada. No estaría mal ver Casanova y este episodio juntos, y ponderar los resultados prodigiosos que su director obtenía de su trabajo con divos que además eran actores excepcionales. Por lo pronto, se puede aseverar que "Toby Dammit" exhibe esa armonía de cuya ausencia paradójicamente se benefició tanto el largometraje protagonizado por Donald Sutherland.

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